AZÚCAR. "LA COCAÍNA PERMITIDA"


La verdad sobre el azúcar: será tan malo como el tabaco

La verdad sobre el azúcar: será tan malo como el tabaco
La guerra del azúcar ha comenzado, al menos, en EEUU. El campo de batalla se divide entre las teorías conspirativas, el derecho y la crisis de los sistemas nacionales de salud. Todo ello espoleado por la relación entre el consumo de azúcar, la adicción y el aumento de peso que el endocrino Robert Lusting argumentó en una conferencia impartida en el centro de Medicina Integral de la Universidad de California. Las redes sociales fueron las que sacaron sus teorías de la academia, popularizando así el vídeo con la intervención de Lusting, titulado Azúcar, una verdad incómoda (apropiándose de la muletilla del famoso documental de Al Gore), que ha recibido en Youtube más de tres millones de visitas. Una expectación a la que seguro sacará rendimiento económico con los ingresos de su último ensayo publicado en EEUU el pasado 27 de diciembre: Fat Chance: Beating the Odds Against Sugar, Processed Food, Obesity, and Disease.
“Los peligros para la salud que causa el azúcar justifican la implantación de una nueva legislación que regule su venta y las cantidades máximas permitidas como aditivo para edulcorar los productos alimenticios, del mismo modo que se hace con el alcohol o el tabaco”, concluía el artículo Public health: The toxic truth about sugar firmado en la revista científica Nature por Lusting junto a las investigadoras Laura Schmidt y Claire Brindis.
Este ultimátum se explica porque, según los autores del artículo, “la ubicuidad del azúcar en las dietas occidentales están generando una sociedad enferma, obesa y en bancarrota”, debido a los altos costes de sufragar la atención sanitaria a las personas con sobrepeso. “Las enfermedades derivadas de la obesidad están engullendo el presupuesto del sistema de salud a más velocidad de la que podemos imprimir los billetes”, sentencia elocuentemente en Fat Chance.
Las calorías “malas”
Lusting trata de demostrar ahora que no todas las calorías son iguales, ya que el metabolismo reaccionaría de diferente manera ante unas y otras. En el caso del azúcar, dice, sus calorías alteran el funcionamiento normal de nuestro organismo, provocándonos más hambre y cansancio y, por ende, nos vuelve sedentarios. Esto es porque dispara los niveles de insulina, la cual se nutre de las calorías y las almacena en el tejido graso, tal y como comenta en sus investigaciones.El azúcar puede disparar los niveles de insulina convirtiendo las calorías en grasa
El convencimiento de que no son las conductas alimenticias ni el sedentarismo las que nos hacen engordar, sino los desequilibrios hormonales y de los niveles de insulina, guía las tesis centrales defendidas por este endocrino norteamericano. De hecho, la receta estrella de la consulta de Lusting es un medicamento para corregir la segregación de insulina, con la que asegura que sus pacientes tienen menos apetito y más vitalidad. Él mismo se suele poner como ejemplo al asegurar que perdió 15 kilos en un período relativamente corto de tiempo reduciendo el azúcar de su dieta.
Una sustancia adictiva
El trabajo de Lusting parece más bien el de un divulgador, ya que se nutre principalmente de otras investigaciones sin aportar demasiadas novedades a la producción científica sobre los efectos del azúcar, más allá de su llamada de atención sobre sus perjuicios para la salud y de su demanda para que se regule esta sustancia. Así, su advertencia sobre la adicción que provoca ya se recoge en otras investigaciones previas, como la publicada en la revista Current Biology por un grupo de neurólogos de la Universidad de Michigan. En este estudio se concluye que el azúcar provoca la liberación de encefalina, una sustancia química natural que genera en el cerebro una sensación de placer similar a la de algunas sustancias estupefacientes, como el opio o la morfina, y que produce en el organismo una necesidad adictiva.Lusting asegura que perdió 15 kilos siguiendo una dieta con pocos edulcorantes
La obesidad y el sobrepeso se relacionan por tanto con una adicción más, al activar la misma parte del cerebro que activa el opio, en la que ciertos neurotransmisores juegan un papel muy importante asociado al consumo excesivo y descontrolado. Este estudio de la Universidad de Michigan que dirigió Alexandra DiFeliceantonio muestra que el cerebro tiene más sistemas de recompensa de los que se creía hasta ahora, los cuáles explican por qué las personas tienen la necesidad de consumir ciertos productos en exceso. Unas conclusiones que refuerza Lusting, quien apunta a los desequilibrios hormonales y neuronales como los causantes del comportamiento a la hora de comer, y no al revés.
La batalla legal por la prohibición
Toda esta literatura científica sobre los efectos del azúcar en la salud se está convirtiendo en la mejor herramienta del endocrino para emprender una batalla legal contra esta sustancia. Para ello se ha rodeado de un prestigioso grupo de abogados que ya comparan su salvadora cruzada para “evitar una crisis nacional de salud” con la lucha contra el tabaco iniciada en el país norteamericano a mediados del siglo pasado. Sin embargo, dice, el poder de la industria azucarera, que “está controlada en su 90% por tan solo diez conglomerados financieros”, hace que se defiendan sus intereses económicos por encima de lo que él llama una “crisis sanitaria”.El alcalde de Nueva York, Michael Bloomberg, ya prohibió la venta de refrescos azucarados de más de medio litro
Su esperanza es que las demandas y reclamaciones colectivas acaben haciendo presión pública para cambiar la legislación. Aunque es consciente que para ganar la batalla, debe hacerse hincapié en los costes que provoca al sistema de salud, al igual que ocurrió con las denuncias contra las tabacaleras. La concienciación de la sociedad es cada vez mayor, como demuestra la desconfianza de los consumidores hacia los productos que indican altas cantidades de azúcar en su lista de ingredientes. Prueba de ello es la iniciativa legal del alcalde de Nueva York, Michael Bloomberg, para prohibir la venta de refrescos azucarados de más de medio litro.
Pese a estos atrevimientos, Lusting se muestra pesimista, por lo menos a corto plazo. Su meta es que se incluya al azúcar en la lista de aditivos prohibidos, pero reconoce que los litigios contra la industria del tabaco no dieron sus primeros frutos hasta 40 años después de iniciarse, además de ver como una barrera la apatía de “unos jóvenes criados en la era de los alimentos procesados”. Lo que no se puede negar es que el debate sobre el azúcar está abierto y la guerra legal de los consumidores y bufetes de abogados norteamericanos no ha hecho más que empezar

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EL ALCOHOL ENGORDA?....


Alimentos: Alcohol y Calorías

 El alcohol tiene alrededor de 7 calorías por gramo. Esto es más de lo que aporta el azúcar misma. Estas calorías se consideran calorías "vacías", dado que el alcohol no contiene nutrientes benéficos, como vitaminas y minerales, sino que pasa a la sangre y el hígado se encarga de metabolizarlo y convertirlo en algo útil para el cuerpo como GRASA.
Cuando es demasiado para el hígado, el alcohol queda en la sangre y nos intoxicamos con él.
Una cerveza de lata (350 ml) contiene alrededor de 150 calorías. La misma cantidad de whisky aportaría unas 700 calorías. Esto se debe a que los tragos fermentados aportan menos calorías que los destilados, pero la gente bebe mucho mayor volúmen de fermentados así es que a la larga engordan lo mismo.

Las bebidas azucaradas o los jugos de frutas aportan calorías adicionales cuando se mezclan con alcohol en un cóctel.
Las cervezas, vinos y licores todos contienen diferentes cantidades de alcohol. En general, una cerveza de 350 ml, un vaso de vino de 150 ml y una dosis de licor de 50 ml tienen aproximadamente la misma cantidad de alcohol y el mismo número de calorías.
El contenido de alcohol de la cerveza está entre el 3-8%. Las cervezas "suaves" o bajas en calorías se aproximan al 3% de contenido de alcohol. Los licores "fuertes" contienen aproximadamente 40% de alcohol y tienden a tener más calorías.
Los vinos blancos tienen en promedio 12% de alcohol y el de los vinos rojos es de alrededor del 14%.

Alchol y Calorías
  • Cerveza 1 vaso de 200 ml 95 calorías
  • Champan 1 vaso de 200 ml 70 calorías
  • Jerez 1 copa 150 nl 130 calorías
  • Pisco (35°) 4 dedos vaso largo 170 calorías
  • Ron  4 dedos vaso largo 170 calorías
  • Vino blanco,  1 vaso 150 ml 87 calorías
  • Vino tinto, 1 vaso ml 72 calorías.
Beber en forma moderada se define como el consumo de 1 vaso de alcoholes fermentados como cerveza y vino, entre 2 veces por semana y diariamente. 
Quien bebe menos que eso es bebedor esporádico.

Quien no bebe nada se considera abstemio, lo cual no es malo y debemos respetarlos porque en cuestión de gustos no hay nada escrito. Nada justifica que una persona considere como necesario tener cierta cultura alcohólica, aunque sea bien visto.
A un niño se le debiera introducir en el mundo de los alcoholes fermentados en forma casual a partir de los 12 a 14 años (siempre en familia) y respetarlo si no le apetece.
El alcohol, al igual que el cigarro y que la COMIDA son adictivos. Es más probable que un niño o un adolescente con conductas “adictivas” frente a la comida o a los placeres de la vida, que se enfrenta al alcohol, termine por gustarle mucho y es por eso que presentarles el alcohol en familia y comentando sus bondades y perjuicios o persuadirlo para que se abstenga de probarlo lo más tarde posible sería ideal.

El consumo moderado de alcohol, especialmente cuando se combina con una dieta saludable, ha demostrado que mejora la salud cardiovascular.

El consumo excesivo y continuado de alcohol puede dañar el hígado, aumenta el riesgo de desarrollo de cáncer esofágico, garganta, laringe, boca y mamas, puede causar daño al revestimiento del intestino delgado y el estómago, lo cual afecta la capacidad del cuerpo para absorber los nutrientes esenciales, puede deteriorar la función sexual, a pesar de que también puede incrementar el interés por la actividad sexual.
Las mujeres en embarazo no deben tomar alcohol, ya que la ingesta de esta sustancia durante este período ha sido identificada como la causa del Síndrome de alcoholismo fetal.

Las mujeres y los hombres toleramos el alcohol en forma diferente. Los hombres tienen más resistencia que las mujeres y esto es orgánico, ya que nosotras tenemos menos enzimas capaces de metabolizar el alcohol, quedando gran parte de este intoxicando la sangre, aunque se puede entrenar esta capacidad.


Consejos:
  • NUNCA tomar alcohol y conducir un automóvil.
  • NO beber con el estómago vacío.
  • Beber lentamente para evitar la embriaguez y ÚNICAMENTE con moderación.
  • En caso de que se esté tomando algún medicamento, incluso los de venta libre, se debe verificar con el farmacéutico antes de tomar. El alcohol puede intensificar los efectos de muchos fármacos y puede interactuar con otros, haciéndolos ineficaces o peligrosos.
  • NO ofrecer alcohol a una persona que tiene antecedentes de alcoholismo (ella misma o alguno de sus parientes cercanos).
  • Es demasiado cuando tomamos más de dos vasos de vino o cerveza al día (cantidad máxima que el organismo puede tolerar sin problemas).
  • Es demasiado cuando bebemos los fines de semana hasta embriagarnos, aunque el resto de la semana no bebamos nada.
  • No hace falta comenzar a hablar con la lengua trabada para detenerse con el alcohol, normalmente si se llega a ese punto es porque se ha bebido el doble de lo que el cuerpo tolera.

Si consideramos que 1 gramo de azúcar equivale a 4 calorías, 1 gramo de grasa a 9 calorías. ¡1 gramo de alcohol aporta 7 calorías!. Es decir el alcohol se ubica en un valor intermedio entre los hidratos de carbono y las grasas.

Desde el punto de vista nutricional, el problema se agrava dado a que el alcohol no aporta otros nutrientes, como son aminoácidos esenciales, fibras, vitaminas o minerales

Por eso que algunos nutricionistas lo clasifican como calorías ‘vacías’.
 Hace excepción a esto algunos”tragos” como los vinos y cervezas, que contiene ciertas moléculas con actividad antioxidante que permitirán algunos beneficios para la salud.
¿Cómo calcular lo que engorda un trago?
Es simple, en la etiqueta de cada botella debe figurar el contenido alcohólico. A modo de ejemplo: 14 ° % en el caso del vino, 5°% en la cerveza y 45° % en el whisky. Eso significa que en 100 cc de vino encontraremos 14 gramos de alcohol, en 100 c de cerveza tendremos 5 gramos y en 100 cc de whisky , la cantidad de 45 gramos de alcohol.

Como cada 1 gramo de alcohol aporta 7 calorías:
Por lo tanto, 100 cc de vino tendrán 98 calorías, 100 de cerveza 35 calorías y 100 de whisky 315 calorías

Salta a la vista que a mayor contenido alcohólico, más engorda.
Pero, al analizar el volumen o la ‘medida’ que uno habitualmente toma, tenemos la sorpresa que no existe una gran diferencia entre tales tragos:

-Tipo 1 medida (cc) calorías-vino 125 122-cerveza 355 117-whisky 35 110-

El problema del alcohol y una dieta para adelgazar radica en:
1) Usualmente se bebe más de una medida. Se van sumando las calorías y el riesgo de marearse.
2) La sensación de mareo que el alcohol produce en algunas personas, lleva a ‘comer algo’, que generalmente es algo grasoso (queso, jamón) de gran contenido calórico.
3) Las combinaciones: Bebidas o jugos naturales ricos en azúcar. No cabe dudad que de esos deliciosos tragos tropicales, lo que engorda es el gran contenido en azúcares que le incorporan.
Como conclusión. Si quiere tomarse un trago, hágalo. Pero sólo 1. Y antes de beberlo, 'quítese' toda la sed con agua o bebida light. En lo posible, evite los combinados y las mezclas de alcohol con jugos de frutas.

Notas

1-Los licores engordan muchísimo ya que al alto grado alcohólico que contienen, se les suma una gran cantidad de azúcares.

2- El vino también contiene algo de azúcar que en ‘algo mas’ contribuye a engordar. La cantidad de azúcares que contiene 1 copa de 125 cc de vino fluctúa entre 3 a 6 gramos (12 a 24 calorías).

3- Por último: la champaña también contiene alcohol y un grado variable de azúcares y engorda igual que el vino, es un mito que no engorda

Fuente: Portal de Nutrición.

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